lunes, 3 de noviembre de 2014

EL ALCOHOLISMO UNA ENFERMEDAD.

Hoy estamos dispuestos a aceptar la realidad, y por lo que a nosotros se refiere el alcoholismo es una enfermedad, una enfermedad progresiva que nunca llega a curarse, pero que como otras enfermedades puede ser detenida. Estamos conformes en que no hay nada vergonzoso en el hecho de estar enfermos siempre que encaremos el problema honestamente y estemos dispuestos a hacer algo para solucionarlo. Estamos dispuestos a admitir que somos alérgicos al  alcohol, y que es de sentido común el mantenernos alejados de la fuente de nuestra alergia.
Comprendemos ahora que una vez que una persona ha cruzado la línea invisible que separa al bebedor excesivo del bebedor alcohólico compulsivo, siempre seguirá siendo un alcohólico. Por lo que sabemos, nunca habrá una vuelta al beber normal o social. Una vez que llega a ser alcohólico se sigue siendo siempre alcohólico, y es este un hecho con el que tenemos acostumbrarnos a vivir. Hemos aprendido también que hay muy pocas alternativas para el alcohólico. Si continua bebiendo, su problema se volverá progresivamente peor, llegará con seguridad a ser lo que se llama un perdido, irá a parar a hospitales, cárceles u otras instituciones, o bien hacia una temprana muerte. La única alternativa es el dejar de beber por completo. Abstenerse aún de la más pequeña cantidad de alcohol en cualquier forma que sea. Si está dispuesto a seguir este camino y aprovechar la ayuda que se le ofrece, una vida enteramente nueva se abre ante el alcohólico.
Hubo una época en nuestras carreras alcohólicas en la que estábamos enteramente convencidos de que todo lo que teníamos que hacer para controlarnos era dejar de beber después de la segunda copa, de la quinta o de cualquier otra. Pero gradualmente llegamos a comprender que no era la quinta, ni la décima ni la vigésima la que nos vencía, sino la primera. la primera copa era la que nos iniciaba en el interminable círculo vicioso. Era la primera copa la que desataba en nosotros la primera reacción en cadena de pensamientos alcohólicos, que culminaba en nuestro descontrolado beber hasta llegar a la embriaguez.
Otra cosa que aprendimos durante nuestra experiencia de bebedores es que la sobriedad forzada no es una experiencia muy agradable. Algunos de nosotros logramos mantenernos abstemios, a veces por un periodo de días, semanas y aún años. Pero no disfrutábamos de nuestra sobriedad. Nos sentíamos como mártires. Nos poníamos irritables y se nos hacía difícil vivir y trabajar con otras personas. Persistimos en anticipar el momento en que podríamos volver a beber.
Ahora que estamos en A.A. tenemos un nuevo punto de vista de la sobriedad. Disfrutamos de un sentimiento de liberación, una conciencia de estar libres del deseo de beber. Puesto que no podemos esperar poder beber normalmente en ninguna época futura, nos concentramos en vivir nuestras vidas en forma plena y sin alcohol hoy. No hay absolutamente nada que podamos hacer respecto al ayer. Mañana no llega nunca. Hoy es el único día por el que tenemos que preocuparnos. Y sabemos por experiencia aún el peor de los borrachos puede pasar 24 horas sin beber. Cuando oímos por primera vez en A.A. nos pareció un milagro que alguien que fuera un bebedor incontrolado pudiera  lograr y mantener la clase de sobriedad sobre la cual los antiguos miembros de A.A. siempre hablan. Algunos de nosotros nos inclinamos a pensar que nuestra modalidad de beber era algo especial, y que nuestras experiencias eran diferentes, y que A.A. podría dar resultados a otros, pero nunca a nosotros mismos. Otros de nuestros miembros que aún no habían tocado fondo y que ni siquiera habían sido seriamente afectados por la bebida, razonaban de que A.A. podría ser magnífico para los perdidos, pero que ellos podrían resolver el problema por si mismos.
Nuestra experiencia en A.A. nos ha enseñado dos cosas importantes:

--Primiera: Que los problemas básicos que afectan al alcohólico son los mismos ya sea para el enfermo que tenga dinero apenas para una cerveza, como para el alto empleado con un cargo ejecutivo en una importante compañía.
--Segunda: Podemos apreciar ahora que el Programa de A.A. da resultado a casi todos los alcohólicos que honradamente quieran aplicarlo, no importa cuales hayan sido sus antecedentes o modalidad particular de beber.

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