TESTIMONIOS MUJERES

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

ME LLAMO GARAZI Y SOY ALCOHÓLICA.
Cuando cumplí los 18 años le dije a mi madre que como ya era mayor, con mi vida podía hacer lo que yo quisiera y así lo hice. Y muy caro lo pagué. Comencé ha salir los fines de semana, era una estudiante de lo más normal, no resaltaba en los estudios pero si, en mis salidas nocturnas. Siempre rodeada de amigos masculinos, siempre me jactaba que era capaz de tumbar a un hombre bebiendo, como si aquello fuese una competición. Nunca imaginé a donde me llevaría mi competición, acabaría convirtiéndome en una alcoholica.
Haciendo mi inventario, ahora diría que soy alcohólica desde el primer día que mis labios probaron el alcohol. Creia que el alcohol solucionaría mis problemas, que me ayudaba ha soportar la dura carga que había sido mi infacia y para llevar ese duro saco utilizaba el alcohol. Con unos 22 años comencé ha preguntarme si no tendría problemas con mi forma de beber, ya que no conseguía beber un par de copas como hacían mis amigos y parar. Una vez comenzaba, no paraba hasta acabar borracha, bebía muy rápido, para sentir esa sensación de bienestar que me daba el alcohol, pero una vez alcanzada seguía bebiendo para no perderla y acababa tirada por los suelos. Compré libros sobre el alcoholismo, pero me engañaba a mi misma, diciendo que yo, no hacía esas cosas y así poder seguir bebeiendo. La cuestión que no quería verme reflejada en lo que leía.
Para mi, una persona alcohólica no era el que estaba en la calle, pero si lo era el lo necesitaba nada más levantarse y así comenzar ha funcionar y a mi no me ocurría eso, ya que por ese entonces, solo bebía los fines de semana, aunque ya empezaba hacer mis escapadas entre semana también. Conocía a un chico con el que me fui a otro pueblo ha montar un negocio conjunto con él, un pub. Ahí es donde comenzó mi declive. Los tres primeros años logré controlar algo, pero...mi relación se rompió, mi padre sufrió un accidente de trabajo y claro, pobrecita de mi. Tenía la excusa perfecta para seguir bebiendo. Al poco tiempo conocñi a otro hombre, el cual aguantó carros y carretas junto a mi, sospechando en silencio durante años, que algo me pasaba y no quería reconocer. Un año más tarde operaron a mi madre de un tumor cerebral, del cual se recuperó, mi padre sufrió un segundo accidente de trabajo en cual falleció. En la misma semana del fallecimiento de mi padre, acudí al funeral con la cabeza vendada, ya que me había caido por las escaleras por la borrachera que llevaba y me había abierto literalmente la cabeza. Me asusté, me asusté muchísimo pero...solo duró 15 días, el tiempo que tardé en recuperarme.
Por esos tiempo, yo ya bebía ha diario y alguna vez que otra, me asaltaban las dudas de que podría tener un problema con la bebida. Mis borracheras cada vez eran peores, había intentado empezar ha beber más tarde, no mezclar las bebidas, ponerme un tope de copas que nunca cumplía. Nada me funcionaba. Mi novio vivía fuera y yo sola, asi que...no tenía que dar explicaciones ha nadie y si las teniá que dar, me las inventaba ya que la mayiría de las veces, no recordaba con quien había estado la noche anterior, como había llegado ha casa, donde había aparcado el coche. Engañaba, ocultaba, hacía lo que fuera posible por no tener que reconocer que ya no tenía vida social, a no ser que tuviera una botella al lado de mi. El último año de llegar a la comunidad, la pasé con muchas lagunas mentales, no recordaba nada de lo que hacía esas noches. Me prometía una y otra vez, que esa sería la última vez y no era, capaz de cumplirlo. No solía repetir las salidas con las mismas personas para que no diesen cuenta de que siempre acababa borracha. Solía comprarme bebida para casa, cuando llevaba un número determinado de copas, me iba a la calle para seguir bebiendo sola, donde nadie podría controlar cuanto ingería.
Llegué ha estar tan mal que nada me importaba, me volví una irresponsable y me daba igual que mi madre perdiera todo lo que tenía por haber avalado mi negocio. Llegó un momento en que me daba igual vivir o morir, sabía que si no dejaba de beber, no duraría mucho y aún así no era capaz de dejarlo. En el fondo quería morirme en una de esas borracheras y asi dejar de sufrir. Hasta que llegó ese día en que toqué fondo. Ese 4 de agosto, en que mi tremenda resaca, me tragué ese orgullo, ese que casi me mata, y reconocí que no podía hacerlo sola. Lo había intentado, pero el alcohol me había derrotado. Y busqué ayuda, busqué en las páginas amarillas y al día siguiente me presenté,  sin pasarme el mensaje me senté en una silla y me liberé al decir. Soy Garazi y soy alcohólica. Han pasado unas 24 horas, me queda mucho camino por delante, pero no tengo orisa. Y lo se, he vuelto ha nacer. Se me ha concedido el privilegio de enderzar mi vida y hacer algo con ella. Tengo una segunda oportunidad que no quiero desperdiciar así que asisto a las reuniones,  hacer algún servicio y estar muy atenta con lo que me rodea. Sigo aprendiendo ha vivir en sobriedad y ayudo al compañero que lo pide y lo quiere. Disfruto de las pequeñas cosas que me da la vida e intento aplicar el programa en todas las circunstancias de mi vida. He conseguido mantenerme sobria, pero sobre todo, he conseguido algo que nunca pensé que lograría, estar en paz conmigo misma.
Soy GARAZI y soy alcohólica y sigo sin beber.


ME LLAMO AINHARA Y SOY ALCOHÓLICA.
Ahora que empiezo ha escribiros mi historia llevo sobria: 4 años, 3 meses y dos semanas.
Cuando entré por primera vez por las puertas de la comunidad de A.A. lo primero que encontré fue comprensión, amor y serenidad. Esperar que me explique. Cuando me senté por primera vez en una reunión y dije con voz temblorosa dije que no sabía como dejar de beber, que mi vida se había convertido en un infierno y no encontraba solución, mis compañeros me dijeron, que no era culpa mía, que esto era una enfermedad que no tenía cura, pero que si yo quería se podía detener, me contaron sus experiencias y ahí comprendí que ellos me entendían esa angustia que yo padecía, no hubo ningún reproche, o un tu puedes dejarlo cuando tu quieras, me animaron y me dijeron que yo sola no podría, pero que si me daba la oportunidad que ellos en su tiempo se dieron, que saldría adelante, solo me pedían honestidad conmigo misma y el firme deseo de dejar la bebida, de ir a las reuniones de compartir mis alegrías y mis penas y poco a poco iría viendo los resultados.  mientras ellos me irían dando sugerencias me fui dando cuenta con que amor me trasmitían esa esperanza que ellos compartían, la esperanza de un camino más cómodo y más fácil, me hablaban sin inquietudes, con firmeza, convicción y fe.
Me he sentido en momentos muy perdida pero siempre he tenido a un compañero a mi lado y me ha dado su mano para que sepa que no estaba sola, que se puede salir de este sufrimiento solo con tener un poco de buena voluntad, cuando llegué pidiendo ayuda no era solo por dejar de beber es porque ya no sabes manejar tu propia vida. Tu vida se ha vuelto ingobernable, ni siquiera sabía por donde empezar, pero...ahí estaba A.A. para decirte: tu vales, tu puedes, eres un ser humano único y que si tu quieres siempre tendrás la oportunidad de empezar de nuevo y empezar ha tener serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que puedo, y sabiduría para reconocer las diferencias. No me fue fácil, pero me di cuenta que soy capaz de enfrentarme a mis circunstancias sin beber alcohol, a buscarles soluciones para ellos y sinó los había, dejarlos. pues la vida se te da para vivirla con alegría, no para morir en vida.
Hoy soy una mujer con mis defectos y mis virtudes disfruto de cada momento o al menos eso intento, me quiero a mi misma y he aprendido a reirme de mi misma, a ser feliz, y haciendo esto puedo reir con los demás, dar amor es lo más bonito que me ha pasado, simplemente por haber pasado por las puertas de A.A. pues ellos me dieron todo su amor y yo me sentía feliz, hoy hago lo mismo y es curioso, cuanto más amor doy más recibo, hoy por fin me siento una mujer realizada he conocido la libertad de ser yo misma sin ataduras a una botella ni a nada, por eso hoy puedo gritar. GRACIAS POR DEVOLVERME LA VIDA.
Soy AINHARA soy alcohólica y sigo sin beber.


ME LLAMO ÉIDER Y SOY ALCOHÓLICA.
Fueron muchos los años que viví escondida en las botellas emborrachándome día a día, una situación que por momentos se hacía insostenible. Empecé ha beber siendo muy joven, pero fue a partir de los 25 años cuando los síntomas de la enfermedad empezaron ha ser más frecuentes y perjudiciales. Ignoraba que mi forma de ser tendría que ver con mi alcoholismo. Era muy posesiva, muy celosa y absorvente, necesitaba ser el centro de atención de todas las personas que me rodeaban. Estube 2 años en tratamiento psiquiátrico. Tomaba tratamiento, tranquilizantes y ansiolíticos , pero cuando terminé con el tratamiento mi cabeza hasta entonces comenzó con las mismas obsesiones. Me divorcié de mi marido, Estaba obsesionada con todo lo que el hacía,, decía, donde iba, con quien, me convertí en una persona axfisiante para él. Terminó odiándome. Por aquel entonces mezclaba pastillas alcohol, una bomba de relojería para mi y todos, los que estaban a mi alrededor. Me quedé completamente sola y tube varios intentos de suicidio, hasta que alguien me sugirió que probase en la comunidad de Alcohólicos anónimos. Fui por complacerle y desde entonces, ahí sigo. Cuando entré y comencé ha oir los primeros testimonios de mis compañeros, supe que ese era mi sitio. Llevo casi 6 años, y ahí he recuperado mi vida social, ya no soy aquella persona que bebía y se drogaba, ahora vivo y dejo vivir y aunque tengo mis circunstancias, como tiene todo el mundo, hoy puedo sentir la vida sin esa presión, gracias a esta nueva vida he conocido a un chico con el cual llevo 3 años, un hombre maravilloso, que siempre me anima a que acuda a las reuniones, ya que ahí está mi recuperación. Vivo día a día, sin esperar nada a cambio. Hoy me siento como EL AVE FENIX QUE RESURGIÓ DE SUS PROPIAS CENIZAS, y todo esto es gracias A.A.
Soy ÉIDER, soy alcohólica y sigo sin beber. SI SE QUIERE SE PUEDE, PERO HAY QUE QUERER.


MI NOMBRE ES GARBIÑE Y SOY ALCOHÓLICA.
Mi madre era alcohólica, pude ver insitu en lo que me convertiría con los años. Odiaba a mi madre siempre discutiendo o gritando a mi padre, era una mujer obsesiva hasta el extremo, le cogió afición también al juego y las tragaperras varias veces nos quedamos sin dinero en casa. No tardé mucho tiempo en seguir sus pasos, al principio fue una opción al problema que vivía en casa, pero pronto me vi en un infierno al cual no le encontraba ninguna salida, en cuanto bebía el primer trago no podía parar y aunque había temporadas en las que no consumía alcohol en mi cabeza estaba a todas horas, la idea de un trago me convertía en una persona amargada y la única forma de calmar esa amargura era bebiendo.
Tube dos accidentes de tráfico, me hecharon del trabajo, me quedé completamente sola y aún así, yo pensaba que quien tenía el problema con la bebida eran otros, y no yo. Pedía dinero para irme ha beber y me lo gastaba todo en una noche. Una mañana me desperté en un portal, a 200 kilómetros de mi casa, no recordaba como haber llegado alli, ni con quien había estado, y menos de como fui. Aquello fue mi fondo, un amigo mio me vino ha buscar, uno de los pocos que me quedaba, el me sugirió la idea venir y probar el A.A. y bendito fue ese día, había probado de todo y no lo conseguía. No me funcionó nada. Pero en la comunidad de A.A. estoy recuperando las ganas de vivir, estoy encontrando respuesta a todas mis preguntas y la solución real a mi problema. 
Llevo seis años en sobriedad, tengo una vida y ahora estoy empezando a ser feliz y sigo acudiendo a todas las reuniones que se me sugirieron, ya que ahí es donde debo de estar, recuperándome de mi alcoholismo y ayudando al compañero nuevo que llega pidiendo ayuda. Y os diré más, yo al principio no quería verlo, pero en el momento que acepté mi derrota, mi vida poco a poco se ha ido arreglando. Si tenéis el mismo problema que tengo yo, no dudéis en pedir ayuda, que con la ayuda de los compañeros y compañeras lo conseguiréis como lo estoy consiguiendo yo. YA QUE EN LA ACEPTACIÓN ESTÁ LA SOLUCION. 
Soy GARBIÑE soy alcohólica y sigo sin beber.

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